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Fort Worth, el otro Texas

Fort Worth, el otro Texas
  • Publishednoviembre 12, 2017

Casi siempre, al viajar a Texas, el turista nacional suele pensar en Dallas o en San Antonio. Ir de compras, ver futbol americano.

Quizá no saben, desconocen, que Fort Worth es una ciudad también texana que ofrece la misma experiencia, pero mejorada:

Outlets, centros comerciales, tiendas de gran prestigio; el estadio de los Vaqueros de Dallas a 30 minutos de distancia en automóvil y con una gran ventaja: una ciudad familiar donde la oferta gastronómica, cultural, deportiva y de entretenimiento son infinitas, incluyendo la posibilidad de conocer un auténtico pueblo vaquero o la casa de moneda donde se imprime el 65% de los dólares que circulan en el mundo.

Ubicada al norte de Texas, el estado más grande de la unión americana, Fort Worth, nombra así en honor al General William J. Worth, se caracteriza por ser una de las ciudades con mayor crecimiento económico en los últimos años. A 25 minutos del aeropuerto internacional de Dallas-Fort Worth, ofrece hoteles de diversos precios, yendo desde los más económicos hasta lugares de gran turismo, como el OMNI Hotel, uno de los rascacielos más emblemáticos de la zona centro.

El día puede comenzar con la visita al Texas Motor Speedway, también conocido como La Casa de las Carreras NASCAR e INDY, donde cientos de miles de fanáticos del automovilismo pueden pernoctar en sus casas rodantes, ir de día de campo e, incluso, meter sus propios alimentos y bebidas al autódromo, lo que provoca que cientos de familias acudan a estas competencias automovilísticas con frecuencia.

Pero Fort Worth es mucho más que simple turismo; hay, por ejemplo, una visita que sólo puede hacerse en dos ciudades de Estados Unidos, una es en Washington, D.C., y la otra en esta ciudad texana: hacer el tour gratuito por The Bureau of Engraving and Printing’s Western Currency Facility, donde puede verse, en un recorrido guiado -en inglés o en castellano-, cómo se “fabrican” los dólares, incluyendo los míticos de 2 dólares que, en diversas etapas, el gobierno de Estados Unidos ha mandado a imprimir por alguna celebración especial, siendo la última en la celebración del Bicentenario de la Independencia. Ahí, en una hora, aproximadamente, puedes ver todo el proceso de elaboración, elección de papel, impresión y recorte de papel moneda, y al final, pasar a la tienda de souvenirs donde podrás comprar bolsitas con dólares triturados, ya sea por su mala impresión de origen, o porque han sido retirados de la circulación.

Más allá de lo que pudiera pensarse o creerse de una ciudad cosmopolita, como lo es Fort Worth, ésta es eminentemente familiar, y así lo prueba el afamado Fort Worth Zoo, en el que puedes llevarte toda una mañana y medio día para recorrerlo, hacer un receso para la comida y visitar las decenas de restaurantes de la zona que ofrecen una variada gastronomía y a diferentes precios: desde lo más económico hasta sofisticados sitios donde, curiosamente, la mayor oferta es de comida mexicana, o tex-mex, como el famosísimo Joe T. García’s que, desde 1935, es una parada obligatoria para lugareños y turistas; con una capacidad de mil 600 comensales en una sentada, y para el cual debes hacer fila de unos 40 minutos para obtener lugar.

Y si piensa que el viaje a esta ciudad acaba ahí, se equivoca porque, como en botica: hay de todo. Siendo una ciudad de emprendedores, de ganaderos y petroleros, Fort Worth no se escapa a la tradición de producir whisky, y como prueba está la visita a la destilería Firestone & Robertson donde, en una visita guiada, puede observar la elaboración de la bebida.

Pero no es todo: la oferta cultural puede sorprender al turista más exigente, ya que las instituciones culturales no son, a diferencia de gran parte del mundo, financiadas o subvencionadas por el gobierno, sino que son parte del legado de sus propios ciudadanos que, decididos a fomentar la calidad de vida de sus habitantes, han logrado desarrollar complejos donde la gente acude, en cientos, a ver espectáculos de gran nivel.

El mejor ejemplo es el Bass Performance Hall, donde pueden verse presentaciones del Texas Ballet Theater como “La Bella y la Bestia” con música de Tchaikovsky, o programarse el domingo a recorrer los modernos y multi premiados museos que ofrecen colecciones de arte propias e itinerantes; como ejemplos, están el Modern Art Museum, el Kimbell Art Museum y el Amon Carter Museum of American Art que, donados por ciudadanos de Fort Worth, hacen la diferencia en la oferta cultural de esta ciudad.

 

Y después de la comida, ¿qué tal una visita al pueblo vaquero? El famoso Centro Histórico Stockyards es el lugar donde, al igual que en la vieja usanza, la gente anda de bota y sombrero. Ahí, en punto de las 11:30 a.m. y 4 p.m., puede verse e desfile de ganado vacuno, recreando la manera en la que la población vivía de la crianza y venta de reses, y al terminar, puede echarse la copa en una de las cantinas emblemáticas, antes llamadas Saloon, como lo es White Elephant, sitio turístico por obligación, donde durante muchos años se filmó la serie de TV “Walker, Texas Ranger”, protagonizada por Chuck Norris, para luego salir a los diversos rodeos que ofrecen competencias de lazado de vaquillas, monta de toros salvajes y, para terminar la noche y la experiencia del viejo oeste, ir al Billy Bob’s Texas, cantina-bar-billar-toro mecánico y sala de conciertos y de baile donde cada fin de semana se reúnen al menos 5 mil personas para aplaudir a los cantantes más famosos de country, incluyendo algunos mexicanos, como Los Tigres del Norte, programados para el próximo 23 de noviembre.

¿Cómo ir a Texas y no hacer una parada en el estadio AT&T, sede de los Vaqueros de Dallas? No se preocupe, porque Fort Worth está justo a la misma distancia del estadio que la ciudad de Dallas, esto significa que, estando en FW, el turista puede visitar este inmenso coliseo deportivo, a tan sólo 30 minutos de distancia en automóvil.

Es la oferta de visitar una ciudad como Fort Worth donde, además, existe el mejor hospital y centro médico en atención a menores de edad con cáncer, el Cook Children’s en el que, por razones de su mesa directiva, no hay un solo médico residente, aprendiz; no; todos sus médicos, todos, son especialistas en diha enfermedad, donde sus casos de éxito lo han convertido en uno de los centros hospitalarios más reconocidos a nivel mundial.

 

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Red Capital